29 de abril de 2011

    Es increíble que tan rápido se disuelven esos ladrillos que parecían indestructibles. Era un castillo que ella construía desde que tenía cinco años, era su ilusión, su imaginación y su fe, los que ponía en sus proyectos lo que lo hizo más indestructible aún. 
   Ella confío y compartió todos sus planes, invitándolo a participar. Él, respondió entusiasmado y empezó a generar los suyos propios en los cuales ambos estaban incluidos. 
   Meses más tarde, después de tiempo planeando empezó el distanciamiento, eso no fue un factor por el cual la torre caería, pues pronto llegaría concluir y realizar de una vez por todas.
   ¡Vaya sorpresa se llevará la princesa al recibir la noticia de su querido principe! Pues, sí, él había perdido todo interés en ella, y como consecuencia destruyó los planos, la torre y la ilusión de su pobre amada. 
   ¡Que injusta puede ser la vida a veces!
Espero que esta historia nos demuestre que deberíamos tener cuidado al elegir en quien confiar, por eso espero haber elegido bien, pero de eso estoy segura, sé con los bueyes que aro. Compartí nueve años con el mismo buey, y no me canso.